El arte del maridaje no solo se trata de armonizar los sabores de un buen vino con los alimentos que se están degustando, sino también de encontrar el vino adecuado que realce los sabores de un plato en particular. Uno de los alimentos más versátiles para maridar con vino es el jamón y otros embutidos.
El jamón ibérico es un producto típico de España que se produce en grandes cantidades en la región de Andalucía, especialmente en Jabugo. Está considerado como uno de los manjares más exquisitos del país.
Existen diferentes tipos de jamón ibérico, desde los más comunes como el de cebo, hasta los más selectos como el de bellota. En todos ellos, el maridaje es esencial para apreciar su sabor completo. Un vino tinto joven, de uva tempranillo, es la elección perfecta para un jamón ibérico de cebo. Pero si estamos hablando de un jamón ibérico de bellota, debemos optar por un vino más maduro que aguante el poderoso sabor del jamón. Un buen ejemplo es un vino crianza.
El maridaje del jamón ibérico no solo se limita a los tintos, también se pueden hacer combinaciones con vinos más blancos y frescos. Por ejemplo, un vino blanco de uva verdejo es una buena elección para acompañar una tapa de jamón ibérico como aperitivo.
El chorizo es otro embutido típico español que se puede maridar con diferentes tipos de vino. Si hablamos de un chorizo suave, como el asturiano, podemos optar por un vino tinto joven, como un rioja. Sin embargo, si hablamos de un chorizo picante, como el de Pamplona, es mejor optar por un vino con cuerpo, como un vino de crianza con uva mondeuse.
La morcilla es otro embutido que se encuentra en toda España. Existen diferentes tipos de morcillas, desde la asturiana, con arroz, hasta la leonesa, con cebolla. El maridaje dependerá del tipo de morcilla que escojamos. Si hablamos de morcilla con arroz, un vino joven de uva tempranillo es una buena elección. Si hablamos de morcilla con cebolla, un vino tinto de uva mencía es una excelente opción.
Los quesos con un fuerte sabor se pueden maridar perfectamente con embutidos. Un queso manchego, por ejemplo, se puede saborear al máximo con un buen jamón ibérico. O el queso cabrales, típico de Asturias, es perfecto para acompañar un chorizo asturiano. Otros quesos que se pueden maridar con embutidos son el queso Idiazábal, el queso Roncal o el queso de Tetilla. En cualquier caso, el vino tinto suele ser el mejor acompañante de los quesos y los embutidos.
El jamón y los embutidos son alimentos típicos en España que se prestan a múltiples combinaciones con el mundo del vino. A la hora de elegir un vino adecuado para acompañar un buen jamón o un embutido, es importante tener en cuenta la personalidad de cada uno de estos productos y buscar un equilibrio entre los sabores. No debemos olvidar que, a la hora de maridar, lo más importante siempre será disfrutar del sabor de un buen vino junto a un buen plato.