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La crianza en tinaja de barro, una técnica tradicional con resultados sorprendentes

La crianza en tinaja de barro, una técnica tradicional con resultados sorprendentes

Introducción

Los avances tecnológicos en la industria vinícola, en los últimos años, han permitido la creación de vinos de gran calidad utilizando distintas técnicas y herramientas. No obstante, la tradición también sigue siendo una base importante para la elaboración de vinos, y algunas técnicas centenarias aún se usan en la actualidad. Uno de ellos es la crianza en tinaja de barro, una técnica tradicional que ha ganado popularidad en los últimos años gracias a los resultados sorprendentes obtenidos por algunos bodegueros.

Orígenes de la técnica

La utilización de tinajas de barro para la elaboración y crianza de vino se remonta a la antigüedad y ha sido una técnica muy utilizada en diversas regiones vitivinícolas del mundo, como Grecia, Italia y España, y su uso se extendió durante la Edad Media.

La tinaja, fabricada con arcilla cocida, se ha convertido en un elemento clave para la elaboración de vinos, ya que permite la oxigenación natural del vino, gracias a los poros del material con el que está formada, y esto ayuda a obtener vinos más complejos y equilibrados en aroma y sabor.

El proceso de elaboración

Una de las ventajas de la utilización de tinajas de barro en la elaboración de vinos es que el proceso no implica la utilización de aditivos ni productos químicos para el tratamiento del vino. Al ser un recipiente poroso, el vino respira de manera natural y permite una fermentación más lenta y equilibrada, a su vez, el vino se mantiene a temperatura constante, ya que la arcilla es un material resistente al fuego y no traspasa el calor al interior.

El vino se guarda en la tinaja después de haber sido sometido al proceso de fermentación en barricas de roble y la crianza en estas tinajas puede durar varios meses o incluso años. Este proceso permite que el vino sea sometido a una microoxigenación, al mantener contacto con el aire a través de las porosidades de la arcilla, lo que le otorga un sabor único y característico.

Ventajas de la crianza en tinaja de barro

  • Mantiene las características originales del vino

    La utilización de las tinajas de barro permite que el vino mantenga sus características originales. Al ser un material poroso y resistente al calor, el vino se mantiene en su estado natural, sin la necesidad de acelerar su proceso de evolución y envejecimiento.

  • Equilibrio óptimo del vino

    El material de la tinaja otorga al vino una microoxigenación constante y equilibrada, lo que le permite desarrollar su potencial aromático y sápido de manera más armónica y enriquecedora.

  • Sabor y aroma inigualable

    El vino criado en las tinajas de barro posee un sabor y aroma únicos y característicos, que se pueden apreciar y disfrutar incluso después de varios años de envejecimiento.

  • Respeto al medio ambiente

    La utilización de las tinajas de barro para la crianza no conlleva el uso de productos químicos para el tratamiento del vino, lo que lo convierte en una elaboración respetuosa con el medio ambiente y muy saludable para el consumidor.

¿Qué vinos se pueden criar en tinaja de barro?

La crianza en tinaja de barro se adapta perfectamente a cualquier tipo de vino, ya sea tinto, blanco o rosado, e incluso a los vinos espumosos. La única limitación quizás sería su capacidad de almacenamiento, ya que las tinajas suelen tener menor capacidad que las barricas.

En cualquier caso, su uso puede ofrecer resultados sorprendentes en vinos elaborados con uvas autóctonas y en los vinos de terruño, ya que la crianza en tinaja es capaz de preservar y respetar la personalidad y características propias de la uva y el terroir.

Conclusiones

La crianza en tinaja de barro es una técnica tradicional que ha sido utilizada desde la antigüedad, y que ha resurgido con fuerza en los últimos años gracias a los resultados obtenidos por algunos bodegueros que se muestran fiel a esta antiquísima técnica para seguir elaborando sus vinos. La utilización de este material produce vinos singulares, con un sabor y un aroma únicos, y una personalidad diferenciada que los convierte en auténticas joyas enológicas. Además, este sistema de crianza respeta el medio ambiente, no requiere la utilización de aditivos y produce vinos saludables y sostenibles.